Memoria y evidencias en lenguaje claro.
¿Qué pasó y cuándo? El 6 y 7 de noviembre de 1985, el M-19 tomó el Palacio de Justicia y la Fuerza Pública ejecutó la retoma. Hubo cerca de 100 muertos, 11 magistrados entre las víctimas, y al menos 11 desaparecidos.
¿Por qué el caso sigue abierto? Porque persisten lagunas probatorias sobre desapariciones, cadenas de mando y uso de la fuerza, además de controversias sobre financiación y cooperación internacional no zanjadas en un consenso único.
¿Hubo dinero del narcotráfico? Existen versiones y testimonios en direcciones distintas. La justicia no ha consolidado una conclusión definitiva sobre patrocinio o flujo de fondos del narcotráfico hacia la toma.
¿Intervino Estados Unidos? Se han mencionado canales de cooperación propios de la época, pero el nivel de injerencia operativa es motivo de debate. Parte de los documentos sigue incompleta o bajo interpretaciones opuestas.
¿Qué ha dicho Gustavo Petro? Ha negado que el M-19 fuera brazo del narcotráfico y ha cuestionado excesos en la retoma. Sus críticos le exigen una condena explícita de la toma y lo acusan de relativizar responsabilidades.
¿Qué determinó la justicia? Hay condenas y decisiones de reparación al reconocer violaciones de derechos humanos. También hay procesos cerrados y líneas sin prueba concluyente. El Estado ha sido condenado a indemnizar y a adoptar medidas de memoria y no repetición.
¿Quiénes son las víctimas? Funcionarios judiciales, visitantes, empleados y familiares que aún buscan verdad sobre desaparecidos e identificación plena de restos. Su voz es central en actos de conmemoración y en la agenda de medidas.
¿Qué documentos faltan? Listados de detenidos, rutas de evacuación, partes operacionales y registros forenses completos. Sin apertura total y cruce de archivos, la cronología seguirá con zonas grises.
¿Qué enseña el caso al Estado? Estándares de uso de la fuerza, protocolos para tomas con rehenes, preservación de prueba y deber de custodia. También, memoria pedagógica para prevenir repetición.

*Imágen de referencia
¿Qué viene ahora? Consolidar mesas técnicas, metas de búsqueda, y un plan verificable de apertura de archivos y protección de testigos. La conmemoración debe traducirse en acciones medibles.
Reacciones y consecuencias. Las familias insisten en que la discusión pública no se reduzca a relatos políticos, sino a hechos verificables. Organizaciones de derechos humanos piden cronogramas para entregar resultados a corto y mediano plazo.
Desde el Gobierno y la Rama Judicial se anuncian refuerzos a equipos de memoria, archivo y forénsica. Los académicos proponen un repositorio público con documentos digitalizados y metadatos estandarizados.
Cierre. El Palacio de Justicia es una lección de memoria y evidencia: sin documentos y protección de víctimas, la historia se vuelve retórica. Convertir las preguntas en respuestas comprobables es la tarea de esta generación.