La historia detrás del acercamiento que se volvió noticia.
Bogotá / Washington. Una reunión del 21 de octubre en la Casa Blanca quedó registrada en imágenes oficiales. En una de ellas aparece James Blair sosteniendo una carpeta con el título “La doctrina Trump para Colombia y el Hemisferio Occidental”. Semanas después, una ampliación digital reveló el detalle: fotos de Gustavo Petro y Nicolás Maduro con uniforme naranja, como si estuvieran privados de la libertad.
El 9 de noviembre, medios colombianos publicaron la historia y redes sociales replicaron el acercamiento al documento. El 10 de noviembre, el gobierno de Colombia anunció el llamado a consultas del embajador Daniel García-Peña en Washington; la galería oficial retiró la foto. Hasta ahora, no hay explicación formal estadounidense sobre la autoría o el estatus del documento.
21 de octubre: reunión en el Salón Oval con congresistas republicanos; la imagen se captura sin advertir el contenido del folder.
Finales de octubre – inicios de noviembre: la foto circula en canales oficiales; pasa inadvertida.
9 de noviembre: investigación periodística detecta el título y las imágenes internas.
10 de noviembre: Bogotá reacciona con llamado a consultas; la Casa Blanca reiteró la fotografía.
¿Qué mostraba el papel? Reconstrucciones periodísticas refieren cinco líneas: sanciones selectivas, designar carteles como terroristas, apoyar líderes afines, investigar financiamiento de campañas y acciones contra redes criminales. Falta saber si fue borrador, memo o un simple arte de presentación.
¿Por qué escaló? Por la escena (Salón Oval), el símbolo (un presidente aliado como “reo”) y el silencio posterior. La combinación activó resortes de dignidad nacional y encendió alarmas sobre un giro de línea dura hacia Colombia.
Antecedente comparado: en 2019, la libreta de un asesor con la frase “5.000 troops to Colombia” generó otra tormenta. En ambos casos, un detalle visual en un espacio oficial funcionó como política por otros medios y forzó a las cancillerías a administrar el daño.
Actores clave: Gustavo Petro, jefe de Estado aludido; James Blair, funcionario que sostiene la carpeta; Bernie Moreno, senador asociado a propuestas duras; Daniel García-Peña, embajador llamado a consultas; y las cancillerías que ahora intentan encauzar la relación.
Escenarios próximos: si Washington explica y delimita la naturaleza del documento, la tensión podría bajar; si guarda silencio o consolida medidas, crecerán los costos en comercio, cooperación y visas. Bogotá evalúa tiempos y mensajes para evitar que el episodio derivó en medidas concretas.
En Colombia, el gobierno marcó una línea de exigencia de respeto y activó canales institucionales. La oposición pidió informes sin escalar el tono. En EE. UU., el caso reavivó debates sobre la influencia del Trumpismo en la región y el alcance de documentos internos en la toma de decisiones.
En mercados y academia, hay prudencia: más allá de titulares, los efectos dependen de si la carpeta refleja un curso real o se queda en símbolo. Por ahora, el impacto es de confianza y percepción.
Cada relación estratégica sobrevive a sus tormentas simbólicas. Esta comenzó con un zoom y terminó moviendo piezas diplomáticas. Lo que siga dirá si fue un incidente fugaz o el prólogo de una nueva etapa en la agenda bilateral.