Clips cortos y alto contraste, la fórmula que escaló su alcance.
El Swimsuit Fashion Show de Miss Universe dejó una estela inmediata en la esfera digital. Los clips de Vanessa Pulgarín circularon con fuerza y reavivaron el debate sobre candidatas con proyección a la fase avanzada. Más allá del brillo, hubo una combinación de técnica, styling y lectura de cámara que hizo match con los formatos de consumo corto.
La pasarela de Pulgarín se plantó en el centro de la conversación por su serenidad y su ritmo. En escenarios abiertos donde el fondo compite con la figura, la economía del gesto suma puntos. Un giro breve y seguro al inicio, más pausas cortas al centro del runway, facilitaron capturas nítidas y reels memorables.
El color del vestuario, pensado para recortar la silueta sobre fondos saturados, potenció thumbnails y detuvo el scroll. En plataformas que privilegian la retención por segundos, ese impacto visual inicial es decisivo. El peinado acompañó con movimiento controlado, manteniendo limpia la línea del cuello para cámara fija y paneos.
En la lectura técnica, el control del eje corporal y los hombros estables evitaron oscilaciones, un detalle que mejora la percepción de “reina de escenario”. El braceo medido y las transiciones sin sobresaltos completaron una salida manual para superficies con humedad ambiente.
La reacción de cuentas especializadas no tardó. Listas de favoritas regionales comenzaron a mencionar a la colombiana por coherencia entre discurso y desempeño. En un ecosistema donde el relato personal importa casi tanto como la pasarela, su narrativa de disciplina y bienestar sumó consistencia.
El efecto red amplificó el momento. Videos breves con música del evento y cortes limpios superaron el umbral de recordación, disparando guardados y compartidos. La coincidencia entre diseño de escena, vestuario y timing de sonrisa explicó parte del rendimiento.
En el contexto del concurso, el show de baño opera como barómetro. Si bien no sella el resultado, se posiciona ante públicos y medios, y prepara el terreno para la entrevista a puerta cerrada y la preliminar. Ahí se consolidan las notas que definen el corte.
Para Colombia, el desafío inmediato es convertir el impulso digital en consistencia competitiva. Ajustes finos en tiempos de pausa y administración de energía marcarán diferencias en semanas de alta demanda física y emocional.
En términos de comunicación, la recomendación es mantener mensajes claros y verificables, reforzar contenido propio y aprovechar ventanas de visibilidad con clips breves y de alta calidad. El objetivo: transformar el engagement en percepción de solvencia ante jurados y público.
El saldo provisional es positivo. Pulgarín escaló la conversación y se instaló en termómetros de favoritismo con argumentos escénicos y narrativos. El camino sigue, y los siguientes escenarios dirán si el impulso se convierte en resultado.
Expertos en concursos destacaron la limpieza técnica de su pasarela y la alineación con tendencias visuales del evento. El público latino multiplicó el alcance del clip, ubicando a Colombia en el núcleo de la conversación previa a la preliminar.
Para la organización, el desempeño en Pattaya consolidó la narrativa de espectáculo global y turismo de entretenimiento. La sede, vibrante y colorida, funcionó como vitrina eficaz para candidatas y países.El ‘efecto Vanessa’ es hoy medible en conversación y reputación. La clave será sostener método y serenidad en las pruebas que vienen.