El impuesto al carbono encendió las alarmas por su impacto en combustibles.
¿Qué pasó? Dos ponencias de archivo, una en la Comisión Tercera del Senado con 10 de 17 firmas, y otra en la Cámara, dejaron sin mayorías la reforma tributaria del Gobierno. Aunque falta la votación formal, el proyecto está virtualmente hundido.
¿Qué buscaba la reforma? Un recaudo cercano a $26 billones en 2026 para estabilizar las finanzas públicas, con medidas en renta, dividendos, ganancias ocasionales, consumos e impuesto al carbono.
Desarrollo (P&R)
1) ¿Por qué se cayó? Por falta de mayorías políticas y fatiga tributaria en un contexto de desaceleración y sensibilidad al costo de vida.
2) ¿Qué detonó el rechazo? El impuesto al carbono y su impacto en combustibles; además, alzas en renta personal y señales a la inversión.
3) ¿Qué cambia para los ciudadanos? De momento, no habrá nuevos impuestos aprobados. Se mantiene el esquema vigente.
4) ¿Qué hará el Gobierno? Explora austeridad, reordenamiento del gasto, lucha contra la evasión y un nuevo texto con gradualidad y compensaciones.
5) ¿Qué implica para empresas? Menos incertidumbre inmediata, pero el desafío fiscal persiste: se espera estabilidad regulatoria y claridad en la hoja de ruta.
6) ¿Qué sigue en el Congreso? Votaciones de archivo en comisiones. Si se confirma, la iniciativa queda cerrada en esta legislatura.
7) ¿Puede volver una tributaria? Sí, con otro diseño y calendario, y si el Ejecutivo reconstruye consensos.
Bancadas opositoras y sectores independientes celebraron el archivo, pidiendo austeridad, recorte de gastos no esenciales y acciones contra evasión. Gremios solicitaron señales de previsibilidad para inversión y empleo.
Desde el Ejecutivo, se anticipa un replanteamiento con metas de recaudo menores, gradualidad en carbono y protecciones a transporte y alimentos.
El archivo no borra el reto: ajustar cuentas sin ahogar hogares y empresas. Un rediseño progresivo y gradual asoma como camino.