15 ausencias tumbaron la plenaria; solo una excusa formal.
La ciudad esperaba escuchar a la terna para la Contraloría de Cali y avanzar en la elección del nuevo jefe de control fiscal. La sesión se cayó por falta de quórum: 15 concejales no asistieron y solo uno presentó excusa formal. Con apenas seis curules ocupadas, el Concejo cerró la plenaria y anunció una nueva convocatoria.
El presidente del Concejo, Edison Lucumí, había citado para abrir la exposición de los aspirantes y responder preguntas, paso previo a la votación. La interinidad se prolonga, en un momento sensible por el cierre de la vigencia fiscal y la necesidad de vigilancia sobre contratos y ejecución.
Se verificó asistencia y no se logró quórum. Estaban presentes Edison Lucumí, Ana Erazo, Roberto Ortiz, Flower Rojas, María del Carmen Londoño y Rodrigo Salazar. Sin mínimo deliberatorio, la presidencia levantó la sesión y dejó constancia de la inasistencia mayoritaria.
El contralor lidera auditorías, emite advertencias y formula hallazgos. Sin titular, las decisiones se toman por encargo y los procesos clave —planes de mejoramiento, seguimiento a hallazgos, control preventivo— pierden ritmo y contundencia institucional.
La veeduría de Angello Vásquez anunció acciones legales para exigir justificaciones y evaluar eventuales faltas disciplinarias. El abogado Eduardo Castillo informó que denunciará posibles incumplimientos de deberes públicos, lo que podría activar investigaciones si no hay excusas válidas.
Con el año a punto de cerrar, se requieren revisiones de compromisos, pagos y metas. Sin un timón definido en la Contraloría, las auditorías estratégicas pueden tardar y las alertas tempranas perder ventana de utilidad.
Otras ciudades han enfrentado interinidades por fallas de quórum y litigios sobre ternas. La constante: percepciones de incertidumbre y órdenes judiciales posteriores que alargan los procesos. Cali busca evitar ese camino con una elección en regla y a la vista pública.
La Mesa Directiva reprogramó la sesión. Si hay quórum, la terna expondrá su plan de control y la plenaria podrá votar. La ciudadanía seguirá el proceso en tiempo real y exigirá claridad sobre asistencia y permanencia.
Los seis asistentes ofrecieron disculpas y llamaron a tramitar diferencias en el recinto, de cara a la ciudad. Solicitaron puntualidad y presencia para no dilatar más la elección.
De mantenerse el bloqueo, crecerá la presión legal y la discusión disciplinaria. También aumentará el costo político para quienes no justifiquen. El riesgo es prolongar la interinidad en un cargo clave del sistema de vigilancia a los recursos públicos.
Líderes comunitarios y empresariales advierten que la confianza en la ejecución pública se resiente. Reclaman una elección transparente, con reglas claras y decisión en sala.
La elección del contralor es más que un trámite: define la capacidad de Cali para cuidar su presupuesto y sancionar desvíos. El nudo está en el quórum y la voluntad de votar.
Veedurías, gremios y universidades pidieron publicar listados de asistencia y aplicar medidas internas cuando haya ausencias sin causa. Coinciden en que la transparencia del proceso será determinante para legitimar al elegido.
La Mesa Directiva sostuvo que garantizará publicidad del debate, respeto a los tiempos y exposición completa de la terna. Los aspirantes confirmaron que asistirán a la nueva citación.
Cali tiene la oportunidad de corregir el rumbo en la próxima sesión: asistir, debatir y decidir. La ciudad necesita un contralor en propiedad cuanto antes.