Agencias de empleo y convenios con empresas, en el centro de la estrategia.
La administración distrital atribuye el 7,7% a un paquete de intervenciones: ferias de empleo, orientación laboral, capacitación y apoyo a mipymes para contratar. El énfasis estuvo en perfiles jóvenes y femeninos, con incentivos a la formalidad.
La informalidad bajó a 34,8%, y para 2026 el plan es profundizar en acompañamiento a unidades productivas, inclusión financiera y compras públicas que irriguen a proveedores locales.
El tejido que más traccionó fue el de servicios (BPO, turismo urbano, comercio), con aportes de actividades profesionales y manufacturas. La construcción, en cambio, sigue con recuperación parcial.
El Distrito proyecta más ferias, rutas barriales de empleabilidad y alianzas con SENA y universidades para formación dual. También, un empuje a la transformación digital en microempresas.
Para sostener la caída del desempleo, se plantean metas en calidad: contratos estables, cobertura de seguridad social y salarios reales. El seguimiento incluirá tableros públicos por localidad.
El reto transversal es la productividad: sin mejoras en eficiencia, la formalidad puede estancarse. Se proponen líneas de asistencia técnica y crédito a bajo costo.
La seguridad y la movilidad serán variables determinantes para la inversión en comercio y turismo. La coordinación con policía y sector privado será clave.
Con la base actual, 2026 podría consolidar la trazabilidad entre política pública y resultados en empleo, si el entorno macro acompaña.
Reacciones y consecuencias
Gremios respaldan la continuidad de programas y piden simplificar trámites. Académicos sugieren medir impacto con indicadores de calidad del empleo, no solo cantidad.
Sindicatos reclaman vigilar tercerización y promover negociación para mejorar salarios en sectores con alta rotación.
El 7,7% es un hito que exige persistencia: formalidad, productividad y protección al trabajador. Sin eso, la cifra puede ser frágil.