Vigilancia intensificada del 1 de dic. al 17 de ene.
Con 68 quemados por pólvora antes de que empiece diciembre, Antioquia confirma la tensión anual entre tradición y salud pública. El San Vicente Fundación reporta 100% de ocupación en adultos y 80% en pediatría en su Unidad de Quemados, condición que obliga a priorizar casos graves y prever referencias a otras ciudades si la curva no se frena.
La Gobernación activó la estrategia “Soy Antipólvora” y la vigilancia intensificada del 1 de diciembre al 17 de enero para pólvora, fósforo blanco y licor adulterado. El énfasis está en el Valle de Aburrá, donde Medellín concentra las atenciones por quemaduras en rostro y extremidades asociadas a totes, papeletas, voladores y chispitas.
La saturación repercute en mayores tiempos de traslado, carga para personal especializado y uso intensivo de quirófanos y UCI. La modernización de la Unidad de Quemados mejoró procesos, pero no compensa un incremento súbito de ingresos en la temporada.
Cada lesión severa implica hospitalizaciones prolongadas, curaciones, cirugías reconstructivas y rehabilitación, además de pérdida de productividad para las familias. Para el sector público, se traduce en presión presupuestal y en ajustes operativos para sostener turnos y medicamentos de alto costo en diciembre.
El Código de Policía permite sancionar la fabricación, venta y manipulación sin permisos, y responsabiliza a los adultos en casos de menores lesionados. La efectividad depende de operativos y decomisos sostenidos, especialmente en la venta informal previa a la Alborada.
El departamento cerró con 149 quemados, 41 de ellos niños. Esas cifras sostienen el giro hacia la prevención conductual, con campañas dirigidas a población escolar para frenar la normalización de artefactos “inofensivos”.
El ruido de la pólvora aumenta el estrés y riesgo en mascotas. Autoridades recomiendan ambientes controlados y eventos sin detonaciones para reducir afectaciones; iniciativas ciudadanas de luces silenciosas ganan terreno como alternativa.
El INS mantiene la vigilancia intensificada cada fin de año por la repetición del patrón estacional. En ese escenario, Antioquia aparece recurrentemente entre los primeros lugares de reportes, sobre todo en la primera semana de diciembre y en las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
Con el hospital de referencia en límite y la temporada apenas iniciando, el margen de maniobra depende del comportamiento ciudadano. Las campañas, por sí solas, no sustituyen la prevención en los hogares.
Alcaldías del Valle de Aburrá reforzarán controles y campañas pedagógicas, mientras el sector salud solicita no usar pirotecnia y reportar venta ilegal. Colectivos comunitarios y animalistas promueven celebraciones sin pólvora para reducir ruido, lesiones y congestión hospitalaria.
La disyuntiva es inmediata: cuidar la vida o sostener una práctica riesgosa. Reducir el uso de pólvora es la decisión más costo-efectiva para Antioquia y sus familias.