Lo que falta por ejecutar y quién decide.
El mensaje de “ser más radical” no surgió en el vacío. Es la culminación de un proceso que combinó promesas de cambio, choques legislativos, movilización social y presiones por resultados. La autocrítica —“estamos ante un fracaso”— intenta reencuadrar el relato y recuperar la iniciativa.
Este recuento cronológico ubica los hitos que desembocan en el giro: qué se aprobó, qué se frenó y qué se pretende acelerar por la vía administrativa en la recta final del mandato.

Agosto 2022 – marzo 2023: instalación y promesas.
La agenda de reformas —sociales, laborales, pensionales y de salud— entró al Congreso con narrativa de urgencia. La transición energética se posicionó como eje del plan de gobierno.
2023–2024: fricciones y ajustes.
Entre debates legislativos y fallos de control, el Gobierno alteró avances parciales con reveses. El señalamiento recurrente: ejecución lenta y dificultades de coordinación interinstitucional.
Primer semestre 2025: calle y polarización.
Jornadas de apoyo y de protesta intensificaron la presión por resultados. Se abrieron discusiones sobre mecanismos de participación y se reacomodaron alianzas.
Segundo semestre 2025: giro del discurso.
Desde Brasil, el presidente combina autocrítica y ultimátum interno: acelerar, profundizar y mostrar cifras antes del relevo. El foco vuelve a la transición, inversión social y regulación sectorial.
¿Qué metas prioriza el Ejecutivo?
Proyectos verdes con impacto regional, avances en cobertura social y reglamentaciones pendientes para aterrizar reformas. Indicadores de seguimiento mensual y equipos de choque en ministerios.
¿Qué papel jugarán las cortes y el Congreso?
Árbitros de límites y procedimientos. El margen para atajos es estrecho; sin consensos políticos, la confrontación puede encarecer el cierre.
¿Cómo reaccionan los sectores?
Gremios piden previsibilidad y gradualidad; sindicatos y movimientos sociales demandan profundidad y velocidad. Gobernadores reclaman presupuesto y cronogramas claros.
¿Qué mira la ciudadanía?
Resultados tangibles en empleo, servicios y seguridad; menos anuncios y más ejecución. La credibilidad del giro dependerá de entregables verificables.
El pulso institucional puede definir el tono del último año: acuerdos básicos o escalada de choques. En ambos escenarios, el costo reputacional dependerá de la calidad técnica de las decisiones.