EIELSON AIR FORCE BASE, Alaska -- The Aurora Borealis, or Northern Lights, shines above Bear Lake here Jan. 18. The lights are the result of solar particles colliding with gases in Earth's atmosphere. Early Eskimos and Indians believed different legends about the Northern Lights, such as they were the souls of animals dancing in the sky or the souls of fallen enemies trying to rise again. (U.S. Air Force photo by Senior Airman Joshua Strang)
Protocolos, redundancias y KPIs de recuperación.

La vigilancia G3 por tormenta geomagnética activa protocolos estándar en telecomunicaciones, aeroespacial y energía. El objetivo no es “evitar la tormenta” sino contener efectos transitorios y sostener la continuidad. El balance esperado: ruido en radio, degradación puntual en GNSS y mayor arrastre para satélites en LEO.
En telcos, los equipos de core y transporte trabajan con redundancia y reintentos. Los enlaces troncales terrestres rara vez sufren; los satcom pueden ver BER elevado o retransmisiones. La receta: QoS ajustada, buffers ampliados y ventanas de mantenimiento pospuestas.
En satélites, los operadores evalúan modo seguro, priorizan telemetría y ajustan actitudes para minimizar arrastre y cargas. Picos de densidad en la termosfera pueden adelantar decays marginales en LEO; constelaciones masivas han aprendido a recalcular planos sin comprometer el servicio.
En GNSS/GPS, la ionosfera perturbada introduce errores; los segmentos terrestre y usuario corrigen con modelos y diferenciales. Sectores RTK (minería, oil & gas, agricultura) reciben avisos para bajar exigencia o reprogramar.
En energía, las GIC (corrientes inducidas geomagnéticamente) preocupan sobre todo a latitudes altas. En el trópico, los operadores mantienen monitoreo y protecciones de rutina. La gestión del riesgo reputacional evitando mensajes alarmistas, es casi tan relevante como el técnico.
Finanzas y seguros miran la alerta como stress test de operational resilience: tiempos de MTTR, pérdida de paquetes, SLA cumplidos, desvíos de combustible por rutas aéreas más largas. La mayoría de impactos se mide en horas-hombre y oportunidades reprogramadas, no en pérdidas estructurales.
¿Por qué cambia el parte técnico? Porque hasta que el frente llegue a los satélites in situ, el Bz real es incierto. Los NOC usan tableros con Kp, densidad y velocidad para decidir si escalar o mantener.
Lección empresarial: procedimientos simples, roles claros y métricas. Lo crítico es comunicar con equipos y clientes: qué esperar, qué hacer y cuándo se normaliza. La transparencia reduce el ruido tanto como los filtros en RF.
Las telcos reportan operación normal con señales de interferencia contenidas y KPIs dentro de bandas esperadas. En aeroespacial, ajustes finos y planes de descargas. En aviación, rutas polares con mitigación.
Para stakeholders, la alerta confirma que el clima espacial ya es un capítulo de gestión de riesgos. Quien lo integra a su BCP llega mejor a la siguiente ola del ciclo 25.
Más que una amenaza, una prueba de sistemas y procesos. La tormenta G3 pasará; lo que queda es la data para mejorar la resiliencia antes del próximo pulso solar.